Si por algo se caracteriza la irrupción de nuevas tecnologías y la digitalización de la sociedad, es por obligar a todos los sectores a renovarse y replantearse la eficacia de sus metodologías. La sociedad está cambiando muy rápido y esto nos obliga también a estar en constante aprendizaje. En la educación estos factores, sumados a que los más jóvenes crecen ya habituados al uso de las nuevas tecnologías y con acceso a mucha información, tienen un impacto relevante que hace que las entidades educativas deban reinventarse. Ante este contexto, resulta inevitable que surjan muchas cuestiones sobre el futuro de la educación: ¿Existe ya el modelo de educación híbrida? ¿Ha quedado desfasada la enseñanza de contenidos? ¿La educación ominicanal es posible? ¿Vamos hacia un aprendizaje práctico y colaborativo? ¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías en la educación?
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